Descripción
Es el periódico que mejor contribuyó a la difusión del pensamiento ilustrado y el de más amplia tirada y éxito durante al final del reinado de Carlos III y comienzos del de Carlos IV, que siembra las nuevas corrientes filosóficas, los nuevos postulados de las ciencias experimentales, la doctrina de la economía política y los principios del derecho natural. De carácter europeísta, cosmopolita y partidario del progreso y crítico con la intolerancia y el fanatismo, realiza una importante labor de divulgación científica y técnica, e incluye artículos de derecho, medicina, química, botánica, historia, literatura y artes, siendo cauce de difusión del pensamiento enciclopedista. Su largo título termina indicando que estaba “dedicado a los literatos y curiosos de España. Que contiene las principales noticias que ocurren en las Ciencias, Artes, Literatura y Comercio; varias anécdotas curiosas; el anuncio de las obras que se publican, las invenciones que se hacen y los adelantamientos de las ciencias”. Su editor fue el doctor en Sagrada Teología y licenciado en Derecho Cristóbal Cladera (1760 -1816). Entre sus colaboradores se encuentra un ilustrado radical y una de las principales plumas periodísticas del pensamiento liberal del Despotismo Ilustrado, como Valentín de Foronda (1751 -1821), así como José Isidoro Morales. No sólo publica resúmenes de los contenidos de los principales periódicos y revistas europeas de todas las ramas de las ciencias y de las artes de la época a los que estaba suscritos (ingleses, franceses, italianos, alemanes…), sino que los acompañaba de interesantes comentarios, asistidos con la cita de las fuentes, así como de libros. Recibió la protección del conde de Floridablanca contra la Inquisición y tuvo suscriptores no sólo en toda España sino en el extranjero, contándose entre ellos a Jovellanos o Campomanes. Empezó apareciendo tres veces por semana (lunes, jueves y sábado) para después convertirse en semanario (lunes). Su paginación osciló entre las 6 y las 16 páginas. Intercaló grabados en bronce. Despareció, junto a los otros periódicos no oficiales de la época, tras la promulgación de la real resolución de febrero de 1791. Fue estampado en la imprenta de Josef Herrera.