Con el subtítulo de “la revista de unión social para una obra común de cultura integral femenina”, aparece como portavoz del asociacionismo feminista más destacado y activo de la época, desde el de centro derecha hasta el de izquierda republicana, representado simbólicamente en las cuatro imágenes de mujer de su portada, que buscó la emancipación de la mujer a través de la cultura y el conocimiento. Aunque es dirigida por un hombre, José Aubin Rieu -Vernet, esta publicación es obra de las líderes del movimiento feminista intelectual republicano, profesionales de clase media, abogadas, catedráticas, escritoras o periodistas, algunas de ellas incorporadas a las logias masónicas y que llegan a alcanzar actas de diputadas, encontrándose al frente de su comité de redacción Clara Campoamor (1896 -1972), líder de Unión Republicana Femenina. Como secretaria general o redactora -jefe estará la periodista autodidacta María A. Brisso, y como secretaria de redacción, Jacoba Reclusa. Junto a la eminente abogada y diputada, estará María Lejárraga (1874 -1974), dirigente de la Asociación Femenina de Educación Cívica y mujer del escritor Gregorio Martínez Sierra (1881 -1947), e Isabel Oyarzabal Smith (1878 -1974), viuda de Ceferino Palencia (1859 -1928), que utilizaban todavía los apellidos de sus cónyuges para firmar sus escritos; la prestigiosa oftalmóloga Elisa Soriano (1891 -1964); Aurora Cáceres (1872 -1978), que utilizaba el seudónimo Evangelina; Consuelo Bergés (1899 -1988); la dramaturga María Francisca Clar Margarit (1888 -1952), con el seudónimo Halma Angélico; María Doménech de Cañellas (1877 -1952); Carmen Karr (1865 -1943); Carmen Monturiol (1893 -1966); Irene Lewy Rodríguez (1907 -1999), conocida como Irene Falcón; Encarnación Fuyola (1907 -1982); así como Elvira Serret de Fontanals, Antonia Torrents, Regina Oppisa, Eloina Malacheverría; María Luisa Navarro de Luzurriaga, Eulalia Vicenti o María del Valle Mantilla de los Ríos, fundadora de España Femenina. Muchas de éllas vivirán durante la Dictadura Franquista el amargo sabor del exilio exterior o interior y el olvido. Como colaboradores de la publicación aparecen directores de organismos e instituciones académicas, médicos, abogados, economistas y hasta premios nobeles. Citamos a Henri Bergson (1859 -1941), Federico García Sanchís (1888 -1964), Ángel Ossorio Gallardo (1873 -1946) o Rafael Alberti (1902 -1999). “Vamos a ocuparnos nosotras mismas de nosotras”, era el espíritu de una revista que publicó artículos de medicina práctica (cáncer de mama), puericultura, pediatría, derecho práctico (ley del divorcio), legislación femenina, sociología, antropología, economía, dietética, belleza, cocina, historia, educación, enseñanza de idiomas, arte, viajes, literatura mundial y política internacional, pero obviando la política española. Fue una revista pacifista y antifascista, que llegó a hacerse eco tempranamente de la verdad de los campos de concentración de la Alemania hitleriana. También fue ilustrada con fotografías y los anuncios publicitarios ocuparon un destacado espacio. Dedicó una extensa sección como tribuna de todos los grupos feministas organizados en España, cuyos objetivos eran mejorar la situación social, económica e intelectual de la mujer trabajadora culta. Y este esfuerzo común hizo que la revista alcanzara gran difusión, pues su venta alcanzó hasta los 24.200 ejemplares sólo en Madrid. De periodicidad mensual, salía los días 15, dejó de editarse el 15 de julio de 1936. La colección de la Biblioteca Nacional de España está integrada sólo por los quince primeros números, excepto los correspondientes a marzo y mayo de 1933.