Galileo Galilei (1564-1642) revolucionó la ciencia al defender que la Tierra no era el centro del universo, sino que giraba alrededor del Sol, como postulaba Copérnico. Con su telescopio, demostró la existencia de montañas en la Luna, las fases de Venus y los satélites de Júpiter, desafiando la visión aristotélica y la autoridad de la Iglesia.
Sus ideas fueron consideradas peligrosas y herejes, y su insistencia en la observación y el método científico le valió enemigos poderosos. En 1633, la Inquisición lo obligó a abjurar de sus creencias y lo condenó a arresto domiciliario de por vida. Se dice que, tras su retractación forzada, murmuró "Eppur si muove" ("Y sin embargo, se mueve"), reafirmando en secreto su convicción sobre el movimiento de la Tierra.
Hoy es reconocido como el padre de la ciencia moderna, pero en su tiempo fue visto como un lunático que desafiaba el orden divino. Su historia nos invita a reflexionar: ¿cuántas veces la locura no es más que la verdad adelantándose a su época?
