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Perspectivas históricas sobre la locura

En la antigüedad, la locura se entendía principalmente como un fenómeno sobrenatural. Por ejemplo, en las culturas griega y romana, se creía que los trastornos mentales eran causados por la ira de los dioses o por la posesión de espíritus malignos. Hipócrates, sin embargo, propuso una explicación más naturalista: según su teoría de los humores, la locura era el resultado de un desequilibrio en los fluidos corporales (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra). Esta idea persistió durante siglos y sentó las bases para la medicina medieval.

Si la tristeza y temor Largo tiempo perseveran En los festivos y alegres Melancolía demuestran, Que con gran facilidad Pasa á furor ó demencia. La pusilanimidad Y cobardía procrean Este mal , como en los niños Y las mugeres se observa.

Aforismos de Hipócrates (pág. 173)

Colección completa de las obras de Grande Hipócrates

Compendio de la doctrina de Hipócrates

En la Europa medieval, la enfermedad mental se vinculó al pecado, la posesión demoníaca o los juicios divinos bajo el dominio de la religión, donde la Iglesia Católica consideraba los trastornos mentales como resultado de posesiones o pruebas de fe, respondiendo con exorcismos, penitencias o castigos, mientras que muchas personas, especialmente mujeres, fueron estigmatizadas, acusadas de brujería y perseguidas; sin embargo, algunos "locos" eran vistos como visionarios cercanos a Dios, y hacia el siglo XV, influenciados por la tradición islámica, se fundaron en España hospitales que ofrecían refugio rudimentario, al igual que monasterios y conventos, aunque sin tratamientos médicos reales.

En 1410 el Padre Jofré inaugura en Valencia el que se considera el primer manicomio de la historia, el Hospital de Ignoscents, Folls e Orats.

Durante el Renacimiento y la Ilustración, el pensamiento científico empezó a transformar estas concepciones y la locura comenzó a ser vista como un problema social que requería control. Los manicomios, instituciones dedicadas al encierro de personas consideradas “locas”, se multiplicaron en Europa. Estas instituciones no solo albergaban a personas con trastornos mentales, sino también a pobres, vagabundos y otros individuos considerados “indeseables” para la sociedad.


Salomon de Caus encarcelado en el manicomio (1640)

Fue en el siglo XIX cuando la locura se medicalizó por completo, convirtiéndose en objeto de estudio de la psiquiatría emergente, planteando explicaciones médicas para comportamientos que antes se juzgaban bajo parámetros morales o religiosos. Figuras como Philippe Pinel en Francia y William Tuke en Inglaterra abogaron por un tratamiento más humano, aunque los manicomios seguían siendo lugares de aislamiento y, en muchos casos, de abuso.

En la Edad Contemporánea, aunque se han producido importantes avances en la comprensión y tratamiento de las enfermedades mentales, la locura sigue cargando un estigma que conecta con su historia. A lo largo de los siglos, figuras que desafiaron las normas sociales y culturales han sido tachadas de locas, tanto por sus ideas como por su comportamiento, poniendo de manifiesto que la locura no solo es una categoría médica, sino también social y política.

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